La convención departamental del Partido Colorado en Canelones nos
distinguió con la entrega de un segundo premio en el concurso nacional
sobre la vigencia del batllismo en el siglo XXI.
Lograr un reconocimiento cualquiera sea, de una Convención
Departamental, que es sin duda el órgano representativo por
excelencia del Partido Colorado en este caso del departamento de
Canelones, significa una enorme satisfacción personal, más cuando se
trata de destacar trabajos que entienden en aspectos ideológicos de
nuestro partido, que ha sido y es ejemplo del Uruguay y el mundo. No en
vano el batllismo es una corriente que ha sido fuente de inspiración
para el estudio de pensadores extranjeros como el norteamericano Milton
Vagner, y el sueco Goran Lindahl, entre otros.
El trabajo analiza el batllismo haciendo referencia a la conjunción de
la libertad en su máxima expresión, con el Estado como elemento
fundamental en el desarrollo social.
Conceptos que vienen desde la misma concepción filosófica que inspiró
a Batlle y Ordóñez.
Los espiritualistas racionales consideraban a la libertad como una
razón de la dignidad espiritual del hombre.
Y fue precisamente esa vocación libertaria, protagonista de
acontecimientos heroicos de los hombres del Partido Colorado.
“Nuestra situación de jóvenes estudiantes universitarios, nos obliga a
participar activamente en la lucha contra la dictadura”. Así opinaba
Batlle y Ordóñez, que junto a una generación de jóvenes ilustrados, sin
formación militar, sacrificaron sus vidas, participando en la
revolución que enfrentó al ejército de la dictadura de Santos, en
defensa de los ideales de libertad y democracia. Medio siglo después
Baltasar Brum escribe una de las páginas más digna de la democracia del
Uruguay: ¡Se suicida en defensa de la libertad! “Si yo vivo la
dictadura puede durar 20 años; si muero pueden reducirse a cinco”,
comentó momentos antes de su muerte. Fue el batllismo, que resistió
desde un primer momento al último Golpe de Estado, de junio del año
1973, período en el cual, los militares oprimieron la libertad, con la
excusa de preservar la Seguridad Nacional. Los militares de entonces,
irrumpían en al escena política cuestionando la moral de los partidos
políticos, refiriendo a supuestos hechos de corrupción. Es en ese
momento, cuando surge con total claridad y valentía la figura de
Amílcar Vasconcellos, quien en aquel “febrero amargo” denunciaba el
verdadero propósito: “Es ladrón el que roba los dineros del pueblo,
pero es también el que roba las libertades a un pueblo”. En medio de
una crisis institucional, el Contralmirante Juan José Zorrilla, al
frente de la Armada Nacional, adopta una actitud digna, movilizando sus
fuerzas en defensa de la Constitución, como respuesta a la sublevación
del Ejército y de la Fuerza Aérea, en desacato a la autoridad
presidencial. Posteriormente, el Dr. Enrique Tarigo, fue el gran
artífice del rechazo de la población al proyecto de Reforma
Constitucional, presentado en el año 1980, que pretendía perpetuar el
poder militar.
No obstante, la libertad principio básico y esencial, no resuelve los
problemas sociales.
Para el batllismo, es el Estado, el encargado de cumplir con el rol
fundamental, de armonizar la libertad con el desarrollo social,
La creación del Banco República como forma de captar el ahorro
nacional y destinar líneas de créditos para fomentar la industria y el
agro. La creación del Banco de Seguros del Estado para evitar el fraude
de las compañías aseguradoras extranjeras de entonces. La creación del
Banco Hipotecario del Uruguay, para poner freno a la especulación
financiera, que eran víctimas los ahorros para viviendas, son algunos
ejemplos que se detallan en el trabajo, del Estado interviniendo, como
manifestaba Batlle y Ordóñez, “en salvaguardia del interés social”.
En el Uruguay de hoy, las empresas estatales, al influjo de las ideas
inculcadas por el batllismo, gozan de un sentido de pertenencia tal,
que todo intento privatizador, incluso hasta la posibilidad de
asociación con privados, fueron rechazados por la ciudadanía.
Pero tal cual fuera el tema de la convocatoria del concurso por la
Convención de Canelones, las ideas del batllismo se mantienen hasta
nuestros días con singular vigencia.
Es así que hoy vemos por ejemplo como esa corriente ideológica
denominada “tercera vía” nacida en Inglaterra y que se expande
actualmente por el mundo occidental, surge de acuerdo a sus teóricos,
como respuesta a la gente ante el fracaso tanto del neoliberalismo,
como del socialismo. Batlle y Ordóñez, hace 100 años atrás, claramente
se posicionaba ideológicamente equidistante, entre el individualismo
extremo (encarnado actualmente en el neoliberalismo) y el socialismo
radical.
La “tercera vía” postula hoy ante el mundo la imperiosa necesidad de
la intervención del Estado, reclamando más Estado y menos mercado, a la
vez que reclama hoy de una mejor redistribución de la riqueza de los
países. En el Uruguay existe desde hace varias décadas, un viejo
postulado batllista que dice: “Que el rico debe ser menos rico, para
que el pobre sea menos pobre”.
Jorge Schusman
distinguió con la entrega de un segundo premio en el concurso nacional
sobre la vigencia del batllismo en el siglo XXI.
Lograr un reconocimiento cualquiera sea, de una Convención
Departamental, que es sin duda el órgano representativo por
excelencia del Partido Colorado en este caso del departamento de
Canelones, significa una enorme satisfacción personal, más cuando se
trata de destacar trabajos que entienden en aspectos ideológicos de
nuestro partido, que ha sido y es ejemplo del Uruguay y el mundo. No en
vano el batllismo es una corriente que ha sido fuente de inspiración
para el estudio de pensadores extranjeros como el norteamericano Milton
Vagner, y el sueco Goran Lindahl, entre otros.
El trabajo analiza el batllismo haciendo referencia a la conjunción de
la libertad en su máxima expresión, con el Estado como elemento
fundamental en el desarrollo social.
Conceptos que vienen desde la misma concepción filosófica que inspiró
a Batlle y Ordóñez.
Los espiritualistas racionales consideraban a la libertad como una
razón de la dignidad espiritual del hombre.
Y fue precisamente esa vocación libertaria, protagonista de
acontecimientos heroicos de los hombres del Partido Colorado.
“Nuestra situación de jóvenes estudiantes universitarios, nos obliga a
participar activamente en la lucha contra la dictadura”. Así opinaba
Batlle y Ordóñez, que junto a una generación de jóvenes ilustrados, sin
formación militar, sacrificaron sus vidas, participando en la
revolución que enfrentó al ejército de la dictadura de Santos, en
defensa de los ideales de libertad y democracia. Medio siglo después
Baltasar Brum escribe una de las páginas más digna de la democracia del
Uruguay: ¡Se suicida en defensa de la libertad! “Si yo vivo la
dictadura puede durar 20 años; si muero pueden reducirse a cinco”,
comentó momentos antes de su muerte. Fue el batllismo, que resistió
desde un primer momento al último Golpe de Estado, de junio del año
1973, período en el cual, los militares oprimieron la libertad, con la
excusa de preservar la Seguridad Nacional. Los militares de entonces,
irrumpían en al escena política cuestionando la moral de los partidos
políticos, refiriendo a supuestos hechos de corrupción. Es en ese
momento, cuando surge con total claridad y valentía la figura de
Amílcar Vasconcellos, quien en aquel “febrero amargo” denunciaba el
verdadero propósito: “Es ladrón el que roba los dineros del pueblo,
pero es también el que roba las libertades a un pueblo”. En medio de
una crisis institucional, el Contralmirante Juan José Zorrilla, al
frente de la Armada Nacional, adopta una actitud digna, movilizando sus
fuerzas en defensa de la Constitución, como respuesta a la sublevación
del Ejército y de la Fuerza Aérea, en desacato a la autoridad
presidencial. Posteriormente, el Dr. Enrique Tarigo, fue el gran
artífice del rechazo de la población al proyecto de Reforma
Constitucional, presentado en el año 1980, que pretendía perpetuar el
poder militar.
No obstante, la libertad principio básico y esencial, no resuelve los
problemas sociales.
Para el batllismo, es el Estado, el encargado de cumplir con el rol
fundamental, de armonizar la libertad con el desarrollo social,
La creación del Banco República como forma de captar el ahorro
nacional y destinar líneas de créditos para fomentar la industria y el
agro. La creación del Banco de Seguros del Estado para evitar el fraude
de las compañías aseguradoras extranjeras de entonces. La creación del
Banco Hipotecario del Uruguay, para poner freno a la especulación
financiera, que eran víctimas los ahorros para viviendas, son algunos
ejemplos que se detallan en el trabajo, del Estado interviniendo, como
manifestaba Batlle y Ordóñez, “en salvaguardia del interés social”.
En el Uruguay de hoy, las empresas estatales, al influjo de las ideas
inculcadas por el batllismo, gozan de un sentido de pertenencia tal,
que todo intento privatizador, incluso hasta la posibilidad de
asociación con privados, fueron rechazados por la ciudadanía.
Pero tal cual fuera el tema de la convocatoria del concurso por la
Convención de Canelones, las ideas del batllismo se mantienen hasta
nuestros días con singular vigencia.
Es así que hoy vemos por ejemplo como esa corriente ideológica
denominada “tercera vía” nacida en Inglaterra y que se expande
actualmente por el mundo occidental, surge de acuerdo a sus teóricos,
como respuesta a la gente ante el fracaso tanto del neoliberalismo,
como del socialismo. Batlle y Ordóñez, hace 100 años atrás, claramente
se posicionaba ideológicamente equidistante, entre el individualismo
extremo (encarnado actualmente en el neoliberalismo) y el socialismo
radical.
La “tercera vía” postula hoy ante el mundo la imperiosa necesidad de
la intervención del Estado, reclamando más Estado y menos mercado, a la
vez que reclama hoy de una mejor redistribución de la riqueza de los
países. En el Uruguay existe desde hace varias décadas, un viejo
postulado batllista que dice: “Que el rico debe ser menos rico, para
que el pobre sea menos pobre”.
Jorge Schusman