martes, 6 de mayo de 2008

Economia y Mercado Diario El Pais


El atraso que sirve ... por ahora
ISAAC ALFIE
El ministro de Economía y el gobierno anunciaron el contenido básico del proyecto de Rendición de Cuentas que será elevado al Parlamento para su aprobación sin cambios relevantes. Dentro de los anuncios y más allá de las consabidas frases hechas sobre el destino "social" de las erogaciones, sin que se mida su eficiencia en lo más mínimo, dos cosas caben destacar: a) que todo el aumento del gasto será en aplicaciones corrientes (salarios, transferencias y demás gastos generales), nada para inversiones y, b) aproximadamente el 50% de la financiación de esta expansión provendrá de "ahorros" en la cuenta de intereses (medidos en pesos).
La decisión de política adoptada no sólo no difiere, sino que profundiza lo que ha sido la política procíclica aplicada a lo largo de todo el período de gobierno pero, en este caso y con el límite ya sobrepasado en 2007, la misma se vuelve, además de inconveniente, francamente peligrosa. El aumento de erogaciones del gobierno central se ha concentrado en gasto corriente cuando, parece claro que en el margen (el adicional), es el gasto en inversiones el que debiera privilegiarse ya que constituye la base del crecimiento futuro. A su vez, con precios internos que han subido cerca de 50% medidos en dólares en los tres años de esta administración, es "natural" que los egresos que se pagan en esa moneda, básicamente los intereses de deuda, se reduzcan y mucho. Así, los "menores" pagos de intereses, medidos en pesos, generan "espacio fiscal" o "financiamiento" para que una política imprudente permita que el resto de los gastos suban. Si no tuviéramos deuda, el análisis sería muy distinto. La profundización de este fenómeno es lo que acaba de anunciar el ministro de Economía, o sea, dólar barato que financia la expansión del gasto.
ATRASO CAMBIARIO. La situación de la paridad de la moneda local podía admitir discusiones sobre si existía o no atraso cambiario a comienzos de 2007, pero hoy ya no. El precio del dólar se encuentra en el entorno de 22% por debajo de su paridad histórica, en valores muy similares a los del primer semestre de 1994 o la segunda mitad de 1999 cuando se "clamaba" por la paridad. Este retraso en la cotización de la moneda estadounidense es cierto que no sólo se da en Uruguay, pero es nuestro país junto con Brasil donde peor se está en la materia. Tengamos presente que no sólo cuenta la evolución del precio de pizarra, donde la apreciación de nuestra moneda quizás sea parecida a otros países, sino que también juega la inflación, variable en la que tenemos el dudoso privilegio de presentar valores de los más altos. A vía de ejemplo, entre 2004 y principios de 2008 mientras en Europa los precios en dólares crecieron en el orden de 17% aquí, como dijimos, lo hicieron 50% lo que implica que nos hemos encarecido y mucho frente a Europa; ni hablemos de Asia o México, o de Argentina donde la paridad está a nivel del ¡primer trimestre de 2002! por nombrar los mercados más importantes. Desde mi punto de vista, para medir la paridad de mediano y largo plazo debemos tomar una referencia única y estable y, a menos que pensemos que el dólar americano dejará de ser la referencia del mundo, debemos tomarlo benchmark para conocer nuestra posición. Por ende hoy la situación es de una indiscutible y no menor apreciación del peso. La pregunta es ¿por qué se llega a esto tan rápido? La respuesta debemos buscarla en los desaciertos en la combinación de las políticas fiscal, monetaria y en materia de indexación. La primera porque se ha desbordado con aumentos de gasto discrecional (fuera del pago de intereses) por encima del crecimiento del PIB (1) y, por ende, presiona el precio de los bienes no transables en momentos de auge, todo lo contrario al "contra ciclo" anunciado; la segunda porque quedó sin rumbo en diciembre de 2005 y luego se eligió un instrumento equivocado (la tasa de interés de corto plazo) para controlar los precios, en tanto la indexación incorporaba de manera permanente a los precios cualquier shock de mercado. El aumento de los gastos y el error en la elección del instrumento monetario exacerbaron los efectos de la tendencia a la debilidad del dólar en el mundo de la cual, obviamente, es muy difícil escapar.
De haberse tenido superávit fiscal, al que fácilmente se hubiese podido llegar, el ahorro fiscal se podría dedicar a comprar dólares de manera genuina dando como resultado un mayor precio de la divisa. A su vez, de no haberse presionado la demanda en exceso con los desmedidos aumentos del gasto fiscal, la tensión por los aumentos de precios de los servicios hubiera sido menor. Por último, de no haberse fijado una tasa de interés de corto plazo tan alta, la gente no estaría tan tentada a colocar pesos en lugar de otra moneda. La cuenta es simple: en pesos me aseguran a un día 7,25%, en dólares no me pagan nada, o en el mejor de los casos obtengo 2% en el mercado mundial. El dólar está débil en el mundo y acá sólo lo veo bajar desde hace tres años y medio. Hasta el más tonto se aviva.
OTRA DECISIÓN. En la misma semana, el Cr. Astori anunció medidas en el flanco monetario. Más allá de la desautorización a las autoridades del BCU que esto significa, éstas se orientarían a frenar la baja del dólar y controlar la inflación. El análisis de las medidas nos indica que no tienen ningún efecto significativo en el mercado de cambios, al menos sobre la tendencia del precio del dólar y si este sube, lo hará porque se recupera en el mundo o porque la inestabilidad se apodera de la región y la economía uruguaya, en cuyo caso la gente buscará un refugio. Donde sí pueden tener efecto es sobre la inflación de mediano plazo ya que el aumento de los encajes reduce el valor del multiplicador monetario y, por ende, la misma cantidad de dinero "trabaja menos", (es como si hubiera menos pesos). Naturalmente que esto es así si la tasa de expansión de la cantidad de dinero no se altera; una suba de la misma puede anular el efecto contractivo y a la inversa, una reducción lo profundiza. De todos modos, personalmente creo que en el fondo las medidas apuntan a que los tomadores de crédito, los titulares de cuentas o los bancos si es que no logran prestar sus excedentes y no pueden subir los costos de sus servicios, financien el déficit parafiscal que las propias autoridades generaron con su errada y errática política monetaria. En efecto, aumentar los encajes es equivalente a que los bancos deban dejar más dinero sin remuneración en el BCU y por ende éste no deberá pagar por obtenerlo. El aumento del encaje aumentará la tasa de interés a los tomadores de crédito y seguramente reducirá su volumen. Querer que los consumidores y productores paguen mediante el encarecimiento del crédito el déficit parafiscal auto infligido, implica un impuesto encubierto lo que equivale a un ajuste fiscal. En momentos donde la banca, según sus balances, está entrando en zona de pérdidas, y que en el mundo se trata de preservar el sistema financiero, en Uruguay se toma una medida que deteriora su hoja de balance. Incomprensible.
RIESGOS. Financiar un aumento de gastos corrientes con un dólar barato trae consigo enormes riesgos si la suerte no acompaña. Cualquier persona sabe que la cotización del dólar tarde o temprano irá a un nivel de paridad y cuando eso pase la cuenta de intereses aumentará. Ante ese hecho, una parte de los gastos corrientes se quedarán sin financiación. La inmediata disyuntiva será usar reservas (si las hay), hacer un ajuste fiscal o dejar que la inflación venga y haga el trabajo de poner las variables reales en su lugar.
Por otra parte, si la cotización del dólar se mueve bruscamente todos sabemos que la economía se "para en seco", aparecen problemas con la cadena de créditos y pagos, así como otras secuelas.
Una moneda nacional tan apreciada trae problemas de competitividad en las empresas, en especial en la industria exportadora de valor agregado, aunque en el corto plazo ello sea disimulado por el "promedio" de la industria en función de los altos precios internacionales, donde el peso de aquella que procesa y exporta materias primas con poca utilización de mano de obra y otros servicios internos es elevado. Crucemos los dedos para que la situación mundial acompañe ya que de otra manera en algún tiempo veremos cómo los administradores de turno volverán a tener la necesidad de pedirle a la población un esfuerzo adicional y, en este caso, será pura y exclusivamente por la dispendiosa conducta actual.
(1) Además, actualmente el PIB corriente se encuentra por encima del potencial lo que agrava las cosas.