miércoles, 28 de enero de 2009

Balanza de pagos y competitividad




ISAAC ALFIE

Las cifras del sector externo siempre son de enorme importancia y aportan valiosa información a la hora de analizar los equilibrios o desequilibrios de una economía, ya no meramente de su sector público, aunque claro está, su desequilibrio provoca su correlato en las cuentas con el exterior. Estas estadísticas no solo se componen de lo mensualmente publicado -exportaciones e importaciones de bienes desde y hacia territorio no franco- sino que cada día cobra más importancia en todo el mundo, donde naturalmente Uruguay no es la excepción, el comercio de servicios y las remesas. A lo anterior, particularmente, hay que adicionarle que una parte no menor de nuestro comercio exterior de bienes se hace desde zonas francas.

Como se sabe, es la balanza de pagos quien muestra la totalidad de las transacciones entre un país y el resto del mundo. Ésta se integra de dos grandes capítulos, la cuenta corriente (comercio de bienes y servicios, transferencias corrientes de dinero sin contrapartida, pagos de intereses, royalties, regalías, distribución de dividendos y otras remesas) y, la cuenta capital (préstamos, inversión directa física, inversión financiera, etc.) que financia la cuenta corriente.

A fines del mes de diciembre se publicaron las cifras de la balanza de pagos correspondiente al tercer trimestre del año 2008 que, definitivamente, nos muestran un nuevo panorama, un cambio estructural relevante en nuestra relación con el exterior gestado hace más de un lustro pero que hoy se percibe en las cuentas oficiales. En efecto, la inversión extranjera directa tuvo un auge con la llegada de grandes proyectos en 2003-2004, que luego se consolidaron, continuaron, y llegaron otros. Por su parte, la construcción de grandes obras para vivienda financiada con capital extranjero, así como la venta de empresas y tierras a no residentes, generan otro tipo de flujos, en especial remesas o retención de utilidades que hace cada vez menos relevante el saldo comercial conocido y adquiere suma importancia el conocer las cifras complexivas de las transacciones con el exterior.

Ante ello, las autoridades deberían hacer un esfuerzo de divulgación de estadísticas del sector externo más completo y frecuente que el trimestral, como se hace en otros países, incluso vecinos, porque las que se difunden ya no brindan suficiente información. En realidad, con todos los "faltantes" reseñados podemos convenir que, a esta altura, dicen bastante poco.

CIFRAS. Según el balance de pagos, las exportaciones de bienes en los doce meses a septiembre de 2008 totalizaron US$ 6.897 millones, mientras que las importaciones US$ 8.189 millones, arrojando un déficit de US$ 1.292 millones. Es éste el llamado resultado comercial, que forma parte del resultado de la cuenta corriente. Si estas cifras las observamos en el informe mensual que emite el propio Banco Central, vemos que las exportaciones de bienes totalizaron US$ 5.825 millones, mientras que las importaciones US$ 7.992 millones, arrojando un déficit de U$S 2.167 millones. Como se percibe la mayor diferencia está en las exportaciones, poco más de US$ 1.000 millones superiores, siendo seguramente las ventas de Botnia y de concentrados de gaseosas desde zona franca, quienes la explican en mayor proporción.

En sentido contrario y como es tradicional en el país, el comercio de servicios brinda un saldo positivo relevante, que en el mismo lapso ascendió a US$ 621 millones. La suma del total de exportaciones llega al 30,5% del PIB, cifra similar a la del 2005 y muy por debajo del 32,2% de 2004, mientras que las importaciones marcan todo un récord de casi el 33% del PIB.

Por su parte, la cuenta intereses, luego de los años duros, 2002-2006 donde los saldos negativos estuvieron entre US$ 175 y US$ 375 millones al año, vuelve a mostrar un saldo neto ligeramente negativo de US$ 45 millones, (entre 1999 y 2001 fue positivo, implicando que los intereses que los uruguayos cobraban del exterior superaba a los que se pagaban hacia el resto del mundo) y existen otros "positivos". La suma de todos los componentes muestra un déficit de cuenta corriente de US$ 1.122 millones (3,75% del PIB).

Además de las exportaciones desde zona franca, hay otro cambio estructural que ha comenzado a jugar y debe tenerse en cuenta a la hora del análisis: las utilidades de las empresas de capital extranjero. Según las cifras oficiales éstas vienen creciendo exponencialmente, reflejando el proceso de inversión ya descrito y la fase del ciclo económico mundial. Para tener idea, la estimación de estas utilidades pasibles de ser remesadas al exterior era del orden de US$ 100 millones anuales en 1999-2000, pasando a US$ 220 millones en 2004-2005. Desde allí crecen sin parar, pero se puede decir que durante el 2008 "explotaron", llegando a US$ 582 millones en los 12 meses culminados en septiembre. Es ésta la magnitud de los dividendos no distribuidos y por ende reinvertidos en el país. Estos fondos están financiando buena parte de la expansión de la producción que se dio en el lapso comentado, seguramente una porción importante financie las necesidades adicionales de capital de trabajo. Para completar el total de inversión extranjera, se debe sumar la inversión directa, sea en adquisición de activos existentes (tierras, empresas, inmuebles), como en la construcción e incorporación de maquinarias y equipos para la economía, las que totalizaron en dicho año US$ 695 millones. Entre ambas suman US$ 1.277 millones, más que financiando el déficit de cuenta corriente de US$ 1.122 millones.

IMPLICANCIAS. Las cifras son elocuentes. El déficit de cuenta corriente, que muestra el exceso de consumo sobre la producción local de una economía, se está financiando casi por partes iguales con retención de utilidades de empresas extranjeras y aportes de capital de éstas. Lo usual en el pasado era que aproximadamente el 50% del déficit de transacciones se financiara de esta manera y la otra mitad con deuda. El cambio en la estructura de financiamiento no es menor y, bajo situaciones de estabilidad, muy bueno. Sucede que el déficit es demasiado grande, casi 4% del PIB, cercano a los máximos históricos, y las "condiciones de estabilidad" que nosotros generamos o desechamos no están cabalmente presentes. Un cambio de escenario nos expone, al igual que en el pasado, a un ajuste rápido en la cuenta corriente con el agravante en estas circunstancias que seguramente existan saldos de dividendos para retirar, (ya no son necesarios ante la disminución de los requerimientos de capital de trabajo), lo cual podría causar el doble efecto de, no sólo la retracción de la inversión directa y la no inversión de las utilidades del año, sino el eventual retiro de parte de los dividendos de ejercicios anteriores.

Por ende, habrá que estar atentos porque el efecto de una decisión de este tipo sobre el total de importaciones, y por consiguiente la recaudación, así como sobre el tipo de cambio puede llegar a ser bien importante.

COMPETITIVIDAD. Otro aspecto relacionado al saldo de las transacciones corrientes con el exterior se vincula con la competitividad de la economía. Si bien es cierto que a largo plazo, el tipo de cambio real no determina el citado resultado ni nada que se le parezca sino que, por el contrario, éste se ajusta para que dicho saldo sea equilibrado, a corto plazo sí influye y mucho. En este sentido, el actual valor nos indica que la preocupación debe ser la nota dominante. Nuevamente el mal manejo de la política fiscal, de ingresos -indexación mediante- y monetaria nos exponen a un dilema donde, cualquiera sea la solución, al país le va a costar caro. En efecto, hace unos meses, no muchos, desde esta columna di mis razones y los números concretos, para mostrar que la inflación interna de Uruguay, medida en dólares, era muy superior a la casi totalidad del resto de los países del globo y por ende era claro que algún problema (error) doméstico se había cometido. Antes, (septiembre de 2007) dije que el planteo del entonces Ministro Astori para "combatir" la inflación era inflacionario y en todo caso le imponía al tipo de cambio un trabajo muy duro que conduciría a la apreciación de nuestra moneda. Hoy las cosas se han llevado al extremo. Tomando en todos los casos los mínimos que alcanzó la cotización del dólar en cada país, en cifras gruesas la devaluación en Brasil ha sido 53%, en Chile 48%, en México 38%, en Colombia 40%, en Australia 50% y en Nueva Zelanda 55%, por su parte en Uruguay, apenas 21%. A su vez y agravando la situación, la inflación en Uruguay fue la más alta de todos los países mencionados en el último semestre y ni qué hablar en el correr de los últimos años. Quiere decir que contra países que básicamente "viven" igual que nosotros de productos no diferenciados (commodities) nuestra competitividad se hizo añicos (1). Estas cifras debemos de mirarlas a la luz del déficit de cuenta corriente cuyo financiamiento hoy no luce sustentable en función de las circunstancias por las que atraviesa el mundo.

Desde esta misma columna hace aproximadamente un mes terminaba diciendo "Hasta el momento lo mejor que han hecho las autoridades es dejar que el precio del dólar suba, veremos hasta dónde el gobierno está dispuesto a seguir con ello".

Al parecer no fue por mucho tiempo y lo que actualmente pasa, en algún momento, lo vamos a pagar. Puede ser que continuemos así todo el año, donde el gobierno "importa" dólares mediante la contratación de préstamos, y el nivel de actividad se resiente cada día más, pero la presión en la olla se acumula y como, desde mi punto de vista, estamos en una situación que demandará muchos meses más en comenzar a aclarar, la probabilidad de quiebre en algún momento no es baja.

(1) En caso que el lector piense que esos países tienen una ponderación de fuente industrial o de servicios más importante que la nuestra, la comparación es aún peor para Uruguay, porque redujo más su componente no transable (salario) en dólares.

Economía y Mercado Diario El Pais Montevideo

No hay comentarios: