sábado, 27 de septiembre de 2008
¿EDUCACION O ADOCTRINAMIENTO?
Por Julio María Sanguinetti - Publicado en El Pais del 21/09
El 18 de septiembre se cumplieron 140 años de la fundación de la Sociedad de Amigos de la Educación Popular, por Elbio Fernández, José Pedro Varela, Carlos María Ramírez y 185 ciudadanos que les acompañaron. Tenían, respectivamente, 26, 23 y 20 años los adalides de esa cruzada que procuraba la educación popular sin discriminaciones y la fundación de la ciudadanía republicana sobre el principio de laicidad.
Duro combate hubieran de librar aquellos jóvenes iluminados, contra las rutinas conservadoras, los privilegios aristocratizantes y los dogmatismos religiosos. Pero de esa lucha emergió la gran república de la que hemos estado siempre orgullosos, esa república que permitió, a principios del Siglo XX, independizar el Estado de toda religión y construir una legislación social incorporadora, que generó vastas clases medias, asiento hasta hoy —pese a todo— de la estabilidad del país.
En aquellos años el principio de laicidad hubo de enfrentarse al dogmatismo religioso, para generar un pacífico clima de convivencia que, a partir de la Constitución de 1917, predominó sin alteraciones mayores. En los años 60 del siglo que pasó, sin embargo, le apareció otro enemigo, acaso más fuerte y sin duda más solapado: el adoctrinamiento político, de inspiración marxista, que pretendía legitimar la guerrilla anti-democrática de la época y en términos generales formar una juventud rebelde, despectiva de esa institucionalidad a la que se despreciaba por “burguesa”, en nombre de reivindicaciones sociales consideradas superiores a las clásicas garantías liberales de nuestra Constitución. Aquella insurgencia alfombró el camino a otra irrupción dogmática, de signo contrario, que renegó también de la democracia, bajo la forma de dictadura militar, y pretendió adoctrinar una generación en el desdén a los partidos políticos y el rechazo a toda modalidad de liberalismo.
La restauración democrática pareció abrir un tiempo de tolerancia pero, paso a paso, los medios docentes fueron gramscianamente copados por docentes dispuestos a adoctrinar sobre un repertorio de slóganes muy evidente: l) la legitimación de la guerrilla que desde 1963 intentó realizar una revolución a la cubana y derrumbar la institucionalidad democrática;;;; 2) el desprestigio de los partidos tradicionales, a los que se pretende expresa o tácitamente hacer responsables de cualquier carencia del país;;;; 3) la usurpación de la idea de los derechos humanos, otrora despreciada y ahora poco menos que monopolizada por el partido de gobierno y 4) el rechazo a la globalización, a la economía de mercado, a las democracias occidentales, al mundo desarrollado en general.
Cada tanto, desgraciadamente, tenemos que ocuparnos del tema y hoy lo volvemos a hacer frente a un intento que supera todo lo visto hasta ahora: instalar en la mente de los niños de 6° año de escuela, o sea 11, l2 años de edad, “su” versión de la historia y el mundo. Según un “borrador” de programa publicado por “El País” (4 de septiembre), se enseñaría a esos niños la época contemporánea en clave frentista.
Bastan los titulares para advertir ante qué estamos. Se titula un capitulo “la dependencia económica” con el obvio propósito de repetir la clásica tesis de dominantes y dominados, imperialistas y colonizados. No mencionándose, en cambio, la “globalización”, el hecho característico de la etapa histórica que estamos viviendo desde el derrumbe del mundo socialista. Por supuesto, se pone como punto de estudio la creación de la URSS pero se ignora su estrepitosa caída, hecho fundamental en la configuración del tiempo que se vivimos. Se instala un capítulo sobre la interrelación de las dictaduras en América Latina y se omite la de los movimientos de violencia revolucionaria que intentaron, en los años 60, como lo expresó Fidel Castro, transformar la cordillera de los Andes en otra Sierra Maestra. Otro capítulo principal es “la crisis del Estado liberal”, que —por lo que se sabe— es el sistema de organización predominante en el mundo. Que, por supuesto, tuvo muchos enemigos, los fascismos, los nazismos, los militarismos, los comunismos, pero a los que todos —felizmente— pudo superar. ¿Cuál es esa crisis, entonces?
Por cierto nadie ha ampliado la información ni se ha dignado explicar de qué se trata. Simplemente se dice que es un “borrador”, pero el tal documento ya se programa difundirlo entre los maestros para el próximo año y las vacaciones de primavera están previstas como escenario para esa divulgación. No sabemos qué profesores han elaborado el engendro, qué textos podrían utilizarse, pero todo indica que —como es de práctica en lo que refiere a historia reciente— se emplearán docentes y libros de una sola y unívoca orientación: la afín con el gobierno.
El tema es de tal importancia para nuestra convivencia democrática, que su discusión marcará, por muchos años, la calidad de la vida institucional uruguaya. Si no se salva esta dimensión fundamental de la laicidad uruguaya, nos pondremos en marcha hacia el pasado, condenando a nuestros niños a no entender este mundo en que vivirán, democrático, liberal y, con perdón de la palabra… capitalista.
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