sábado, 19 de enero de 2008

Balance: INOPERANCIA E INCERTIDUMBRE DEL MERCOSUR


Por Álvaro Valverde

Para el MERCOSUR se presentaban en los años recientes, básicamente cuatro ejes en sus negociaciones internas y externas. Primero, en lo externo se ubica la Ronda de Doha, que a pesar de los intentos por superar las diferencias con los países industrializados, básicamente, en los temas agrícolas, que son prioritarios para el interés de sus socios, no se ha podido avanzar y difícilmente se pueda alcanzar un acuerdo que colme las expectativas de los miembros del sur.Segundo, las negociaciones MERCOSUR-Unión Europea siguen stand-by y, parecería que los europeos han estado más interesados en solucionar y mejorar sus aspectos internos, así como la ampliación de la UE, que en darle prioridad a las negociaciones con el MERCOSUR. Además, que en la interna de este último no todos los países socios tienen la misma visión en ciertos temas, propiedad intelectual, inversiones, servicios, entre otros. Es decir, no existe en muchos casos una postura negociadora común, lo cual dificulta aún más arribar a un entendimiento.Tercero, otro eje de negociación, que ha estado presente en los últimos tiempos ha sido la eventualidad de un acuerdo con los Estados Unidos. Esto ha generado roces e inflexibilidades dentro de los socios, que vienen desde que comenzaron las frustradas negociaciones del ALCA y, que se han visto entorpecidas para países- que como Uruguay- han pretendido un acercamiento bilateral, más allá de las diferencias a favor y en contra que dentro del actual gobierno se presentan sobre el tema.En el marco de las relaciones externas con terceros países, lo rescatable es la firma del reciente acuerdo comercial con Israel – que no llegaría a la categoría de un TLC, ya que para ello se requeriría incorporar muchas de las materias que son propias de este tipo de acuerdo y, además, es el único acuerdo que el MERCOSUR ha podido alcanzar en estos últimos años.Un cuarto eje de negociación el intra MERCOSUR, el interno. Los constantes roces y diferencias entre sus miembros o mandatarios, la falta de adopción de medidas que superen el estancamiento del proceso, a través de la adopción de una política comercial común y una coordinación de las políticas macroeconómicas, para no detenernos en las otras realidades, que están directa e indirectamente relacionadas a éstas, tales como, las asimetrías, código aduanero, doble tributación, reestructura del AEC, entre otras, son una muestra de las dificultades que se viven en la realidad dentro del esquema y que parecerían difíciles de superar en el corto y mediano plazo. Por consiguiente, si no existe una solución en lo inmediato a la resolución de la Ronda de Doha en lo multilateral, se debe insistir en lo bilateral y en lo regional, pero para ello existe la traba jurídica de la famosa Decisión 32/00 – que no nos cansamos de reiterarla y citarla en todos nuestro comentarios- ya que en nuestra opinión constituye la principal salida a las dificultades con que Uruguay tropieza en el MERCOSUR. Como es sabido, esta decisión sólo autoriza a los países miembros a celebrar acuerdos en conjunto, por ende, impide la realización de acuerdos bilaterales o en los que no participen los cuatro socios plenos.Es interesante destacar aquí, que cuando se adoptó esta decisión - año 2000- la realidad de la región y del MERCOSUR, eran diferentes a las actuales, es decir, se estaba en un proceso de negociación del posterior fracasado ALCA, así como en pleno rodaje de las negociaciones con la UE, y con otros países. Todo esto se cayó y el MERCOSUR todo quedó encerrado en sus propios problemas, inoperancias y discusiones, perdiendo cada vez más la oportunidad de expandirse tanto en su comercio como en atraer inversiones.Los más afectados, son sin duda, los socios menores Paraguay y Uruguay que se ven imposibilitados por la mencionada decisión 32/00 de celebrar acuerdos con terceros países. Esta decisión, como vimos, ha perdido vigencia y, en particular, parecería que el gobierno uruguayo no ha podido superar los argumentos y la intransigencia de Brasil, pero estimamos que existen motivos y argumentos tanto jurídicos como políticos de peso y contundencia para sortearla. Tal vez el gobierno uruguayo no haya podido enfrentar a sus socios con la perseverancia y fundamentos necesarios, que en varias ocasiones desde esta página intentamos demostrar.Por último, si bien el tema de la adhesión de Venezuela estaría ligado a las relaciones externas del MERCOSUR, resulta obvio que más allá de lo estrictamente formal, existe una relación entre cada uno de los socios con el país caribeño, según las necesidades de éstos, lo cual es una realidad tangible. Por tal motivo, hemos reiterado que la presencia de Venezuela en el MERCOSUR, no necesariamente conlleva a la celebración de proyectos y “ayudas” concretas, éstas se pueden y de hecho se materializan, sin que exista aún la incorporación plena.Si bien Brasil representa la línea dura del conflicto, Lula no quiere antagonismos con Chávez, más allá de las divergencias que mantiene con éste. Dicha línea dura ante el ingreso pleno de Venezuela responde, entre otros, a un juego político interno entre el oficialismo y oposición brasileña. De ahí que el congreso no haya dado prioridad al tema en el final de este año y quedó postergado su tratamiento para el próximo 2008. Esto significa que la decisión sigue stand-by.En suma, de los cuatros ejes que mencionamos en el inicio poco o nada se ha logrado, esta pauta la realidad interna que vive el MERCOSUR y sus dificultades para encontrar la salida que devuelva el espíritu con que el mismo fue concebido y la proyección hacia el mundo, que no ha podido materializar.

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