domingo, 30 de marzo de 2008

31 Marzo 1933 - 31 Marzo 2008 75 Años de su Sacrificio



Baltasar Brum. HEROE DE LA DEMOCRACIA

Por Julio María Sanguinetti

Vivimos tiempos de superficialidad, de inmediatez, de un consumismo materialista desde los que es difícil entender el sacrificio por una idea. Cuando nuestro mundo la ofrece es bajo la forma de la agresión, como el Ché Guevara, paladín de una idea equivocada, que puso en riesgo la vida de otros y terminó perdiendo la suya. Muy raro es aquel que ofrece su vida como simple protesta, como gesto, como grito. Es el caso de nuestro Baltasar Brum, que el 31 de marzo de 1933 se pegó un tiro ante el golpe de Estado que clausuraba las instituciones democráticas e inauguraba una dictadura. Naturalmente, no era una tiranía militar, como vivió el país cuatro décadas más tarde, pero en aquellos años en que el orgullo democrático era la vida misma del país, que acababa de construir el Palacio Legislativo como templo de esa religión, aquello fue una tragedia. Y Brum le dio un sentido heroico que debemos evocar con respeto y mostrar con más asiduidad.—oOo—Hijo de una familia de hacendados de la región del Catalán, hoy departamento de Artigas, todavía Salto en aquel 18 de junio de 1883 en que nació Baltasar, la vida rural formó parte de su niñez y adolescencia. De esos años le quedó la afición por el caballo y el arma de fuego, esos inevitables compañeros de la vida bravía de una campaña por entonces muy rústica y solitaria. Hijo, nieto, biznieto y hermano de grandes estancieros de raíz brasileña como la mayoría de los del Norte, Salto le atrajo desde que marchó hacia aquella coqueta ciudad del Litoral a realizar sus estudios secundarios en el Instituto Politécnico, que dirigían los profesores Osimani y Llerena. Culminados con éxito, viene a Montevideo a hacer facultad, para retornar a Salto, ya abogado, luego de brillar como dirigente universitario.En Montevideo se sumó a la Asociación Estudiantil que presidía Héctor Miranda, con quien organizó el primer Congreso Estudiantil Americano, celebrado en nuestra capital el 26 de enero de 1908. Fue Secretario de la reunión, recibiendo aplausos por su tarea y muy especialmente por una ponencia de la Asociación que abogaba por la representación estudiantil en los Consejos Directivos de la Enseñanza Universitaria.Comienza entonces en Salto su carrera política. En 1906, cuando se proclama la candidatura del Dr. Williman, al término de la primera presidencia de Don Pepe, realiza una gira por todo el Norte del país, con otros universitarios, que se lamentaban profundamente de las dificultades para imponer el castellano en esos departamentos. Es electo miembro de la Municipalidad para el ejercicio 1911-1913, actuando como Presidente del cuerpo deliberante e Intendente interino en algún momento.Es en esos años, en que sostiene una polémica pública en el Teatro Larrañaga, a sala llena y desbordada, con el periodista Luis A. Thevenet, director del diario La Prensa, defendiendo el planteo colegialista. Al producirse en el gobierno un cambio ministerial, por la división del Partido Colorado, el Presidente le ofrece el Ministerio de Instrucción Pública. Como no había cumplido los 30 años imprescindibles, Batlle espera a que lo haga para instaurarlo en esa cartera, que ocupará desde el 30 de junio de 1913 hasta el 28 de febrero de 1915. En ese año y medio se estableció la gratuidad de los estudios de enseñanza secundaria, financiada con un impuesto al ausentismo; la creación de 150 ayudantías para las escuelas públicas; las indemnizaciones por despido y una ley contra el proxenetismo que defenderá ardorosamente en protección de las mujeres explotadas. El feminismo será una prédica constante de su visión política y existen notables discursos sobre la necesidad de equiparar en derechos civiles y políticos a los dos sexos.Interinamente, desde febrero de 1914 y por un año, ocupa también —simultáneamente— la cartera de Relaciones Exteriores. Allí defendió la idea del arbitraje amplio, culminada en acuerdo con Italia primero y luego con Francia, Inglaterra y otros países de América, que vieron en esa idea una garantía de igualdad para los países de menor fuerza.Al asumir la Presidencia Don Feliciano Viera, el 1° de marzo de 1915. Brum pasa al Ministerio del Interior, del que estuvo varios meses ausente por una fractura de cráneo que sufrió por el desplome de una cornisa en San José. Es de su iniciativa el feriado del 1° de mayo como fiesta del trabajo, el 12 de octubre como día de América y el 14 de julio como homenaje a la proclamación de los derechos del hombre y el ciudadano. En esa cartera, entonces muy amplia, trabajó infatigablemente por la vialidad rural, el saneamiento en las ciudades del interior y desde ya por consolidar la policía, cada día más imprescindible en un mundo agrario en constante evolución.Al producirse la derrota colegialista el 30 de julio de 1916, se reorganiza el gabinete y en agosto retorna Brum al Ministerio de Relaciones Exteriores. Su política se encamina inmediatamente a la solidaridad americana, haciendo representar al Uruguay en las trasmisiones de mando de Chile, Paraguay y Argentina, algo no tan común por aquel tiempo y viajando él personalmente a Río de Janeiro a devolver la visita que realizara en 1915 Lauro Müller, el Canciller brasileño, que visitó Montevideo para la firma de los tratados de comercio, de correo y de construcción del puente internacional sobre el río Yaguarón. En Río a su vez se firma un tratado de extradición de criminales, imprescindible por nuestra vida fronteriza, otro muy importante estipulando el arbitraje amplio para las controversias y otro aclaratorio de temas limítrofes.Con Argentina se celebraron varios acuerdos, especialmente el que delimitó las islas del río Uruguay con la Argentina. Al desencadenarse la guerra europea, nuestro comercio es bloqueado y hubo de realizarse importantes gestiones diplomáticas que le permitieran al Uruguay seguir exportando y abasteciéndose. Incluso sufrimos una restricción de bodegas, que sólo pudo sortearse mediante trabajosos acuerdos.En febrero de 1917, el gobierno alemán anuncia que destruirá todo buque neutral o beligerante que atraviese la zona de guerra, lo que motiva una fuerte protesta de nuestro país, apoyada por toda la prensa nacional. Se amenaza incluso con la guerra submarina que es interpelada por nuestro país como una expresión incivilizada del conflicto. Cuando éste alcanza a países americanos, nuestra Cancillería expresa enfáticamente su solidaridad, tanto a EE.UU., el primer agredido, como a Cuba, Brasil, Bolivia, y Guatemala, que abandonan su neutralidad. En la nota de respuesta a Brasil, desarrolla su teoría de “solidaridad americana”, que pasa a ser doctrina en el decreto del 18 de junio, preludio de la ruptura de relaciones con Alemania. Antes de ese paso, sin embargo, Brum firma tratados de arbitraje para la solución de cualquier controversia, tanto con Francia como con Inglaterra, estimando imprescindible hacerlo, en un ejercicio igualitario de soberanías, con los Estados con los cuales también íbamos a solidarizarnos. Esto suponía la renuncia a las jurisdicciones nacionales que esos Estados alegaban siempre que apareciera alguno de sus ciudadanos envuelto en la controversia.Finalmente llega la ruptura con Alemania, que incluso es apoyada expresamente por Luis Alberto de Herrera, en memorable declaración, realizada en Chile: “En lo que dice a la política de acercamiento de los Estados Unidos, que ya son árbitros en Sudamérica, considero los rumbos trillados por nuestro Gobierno profundamente acertados. El Uruguay está demasiado solo en el flanco del Atlántico para que no necesite de amigos poderosos colocados suficientemente lejos para no encender cavilaciones. Por encima de los tratados de arbitraje, etc. etc. el peso preponderante de la palabra y del brazo de Estados Unidos ofrece positivas garantías a las naciones débiles, relativamente débiles, al sur del continente…..”. Y termina afirmando que todos los conciudadanos sin distinción apoyan “nuestra amistad con la gran Nación del Norte”. La idea de Brum fue complementar la Doctrina Monroe, quitarle su carácter de decisión unilateral de los EE.UU. de considerar agresión a todos, cualquier ataque de una potencia ajena al continente. Esto estaba pensado para los intentos europeos; en otro tiempo de la historia, se plantea ahora una doctrina de solidaridad integral de latinoamericana, que incluye el respeto a las soberanías recíprocas, no sólo por los de afuera sino en general, previniendo así la influencia excesiva de los EE.UU. Se requiere, además, que haya una lesión y en definitiva constituir una sociedad americana de naciones que él mismo proyecta. Importa subrayar que con la misma fuerza con que defendió las relaciones con los EE.UU. en esta época fue durísimo con él cuando en 1927 invade Nicaragua, precisamente por contradecir lo que había sido la política de Wilson, que recién retornará con la Política de Buena Vecindad de Franklin Roosevelt.Es muy interesante recordar que en julio de 1918, Brum emprendió una gira, inusual en aquellos años, por todo el continente. Invitado por el gobierno de los EE.UU. presidido por Wodroow Wilson comenzó su periplo en Brasil, luego Cuba y más tarde EE.UU. donde fue recibido el crucero uruguayo en que viajaba por once buques de guerra norteamericanos, acompañados de submarinos e hidroaviones. Se entrevistó con Wilson en la Casa Blanca, en lo que fue una gran ratificación de la política de solidaridad americana. En esa ocasión incluso recordó Brum la solidaridad de la Argentina y el Presidente Irigoyen cuando medio una amenaza de grupos de alemanes en el Sur de Brasil, que podían agredir al Uruguay; Argentina no sólo veía en ese caso con buenos ojos que Uruguay se rearmara sino que se comprometía también prestar su ayuda militar. La gira siguió luego por Panamá, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile, clamorosamente, con discursos memorables en las casas presidenciales, todo lo cual culminó con una enorme recepción popular a su retorno al Uruguay.Candidato a Presidente por la nueva Constitución de 1917, es electo en 1919, realizando una Presidencia ejemplar, legalista, respetuosa de todos los derechos, dentro de los límites estrechos del nuevo texto máximo. De esa presidencia podrían rescatarse innúmeras iniciativas, pero hubo una muy especial relativa a la igualdad de derechos civiles y políticos de la mujer, que no cuajó en su momento. Con la colaboración de los diputados Pedregosa Sierra e Italo Eduardo Perotti redactó el proyecto, que llegó a ser votado en DiputadosAl término de su Presidencia, en 1923, Batlle y Ordóñez le ofrece la Dirección de “El Día”, que ejerce hasta 1929, en que se presenta a la elección y resulta electo Presidente del Consejo Nacional de Administración. Propicia la construcción de viviendas, eleva el salario mínimo de los trabajadores rurales, en polémica decisión, que le lleva incluso a enfrentarse con muchos de sus amigos del medio rural. Recién incorporado a ese alto cargo, muere Don José Batlle y Ordóñez, el 20 de octubre de 1929. Comienza allí un difícil proceso. En la Presidencia del Consejo lo encuentra el ríspido enfrentamiento político que termina en el golpe de Estado del 31 de marzo de 1933. Allí entra en la historia, por su concepto heroico de la vida, que le lleva al desenlace fatal del suicidio. El dramático romanticismo del episodio ha desbordado la visión de la vida de Baltasar Brum con un manto trágico. Cabe evocarlo también como expresión rutilante de la juventud uruguaya de su tiempo, como político de alto vuelo, como estadista de relevancia singular, que llevó al país al mundo, proyectándolo como nunca antes. En esa multiplicidad de facetas, brilla hasta hoy esa figura que más que nunca debemos recordar en estos tiempos en que las políticas exteriores se desdibujan y confunden y la política pierde ese profundo sentido de misión que tuvo para él.





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